30.1.21

Esto no puede seguir así

Intento ser quien soy. Ser canal de lo que se espera de mí, desde las más altas esferas. Es lo mejor que podemos hacer en este plano que es la vida en la tierra. Pero me siento como si fuese la única persona que se propone tal fin, cosa que me consta que no es verdad, pero lo parece. No entiendo cómo le dieron a mi madre a mi hija, cuando es una persona que lleva años no solo haciéndonos magia negra a todos, sino sobornando a todo el que puede con tal de verme caer, cosa que no va a dejar de hacer con mi hija. Y yo AMO a los niños, si estuviese en mi mano hacer algo no permitiría tal cosa, y menos los abusos y violaciones de gente que come con ella mientras yo me muero de impotencia y de instinto maternal de tenerla entre mis brazos por casi adolescente que sea. Gente que la maltrata como me maltrataron a mí. Gente que abusa, que viola, no solo los derechos a la felicidad, a la libertad, a ser quienes somos... sino el derecho a la JUSTICIA y el amor. No lo puedo entender. Siguen dándome burundanga. Abusando, maltratando, haciendo magia negra. Y ahora encima mi psiquiatra no estoy segura de que vaya a ayudarme, y me callo lo que ha llegado a hacer el que tengo en este hospital. El hábito no hace al monje, y hay muchísimas personas que gozan de una vida aparentemente positiva, o con dinero y posición, cuando en realidad la han perdido. Otros han perdido las piernas, los pies, los ojos .... pero ¿qué culpa tenemos quienes SÍ VENIMOS A HACER LAS COSAS BIEN?. Y mi hija quiero que siga el sendero del amor y la virtud, cosa que no le están enseñando la cantidad de personas que se dejan llevar por el triunfo aparente que supone el creer que te aprovechas de las buenas personas, cuando solo te las alejas de tu camino y acabas sumido/a en un mundo como el que te has llegado a forjar, siendo cada vez más difícil el poder escapar de él. El karma es una tarjeta de crédito, disfrutas ahora y pagas luego. Y ole y muchas gracias a quienes sí me tienden la mano, a mí y a mi pequeña. Sin amarres, sin intentar que no seamos quienes hemos venido a ser. 

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