26.7.15

Sobria

En el centro de mi centro, tal vez resida el amor. Porque somos verdaderos, en las sendas del devenir de los tiempos. Donde el maligno engaña, mata y roba, pero en el verdadero centro que es la calma, a la que nos negamos tentados por los avatares de la vida con el diablo aprovechando cada grieta, cada rencor, y cada dolor, existe la luz que todo lo puede. ¿Y cuál es entonces ese sol que ilumina nuestras ignorancias? Los griegos no pretendían poseer cosas, no competían al mejor coche, a la mejor marca de ropa, o a la mejor apariencia, sino a la mayor sabiduría. El ego y sus batallas probablemente existían igual, pero de otra manera. Así como la verdadera sabiduría.

Yo tengo conflictos con el perdón. Soy capaz de olvidar hasta cierto punto, perdonar es liberarte de toda esa mierda que otros dejaron en ti, pero en caliente nunca fue lo mismo que en frío y la vida es dificultosa en ese sentido. Hay momentos en los que realmente no se puede comprender por qué pasan las cosas que pasan, si es que tienen un sentido. Me pregunto por qué permitirá Dios las injusticias... acaso permita el error tan solo para aprender de él, del mismo modo en que solo quien llora puede conocer la alegría y tan solo los valientes que se atreven a su locura particular (por ejemplo la fe) conocerán la sabiduría.

Pero me cuesta. Me cuesta creer que me traten como nunca traté, o que me quieran desviar de mi verdadero rumbo. Que no me dejen en paz, o que no lo pretendan. Que para ganar la paz sea precisa la guerra. Eso me saca de quicio. No lo entenderé jamás. Somos unos putos ignorantes (con perdón de la expresión). No nos damos cuenta de que el mal que hacemos nos lo estamos haciendo a nosotros mismos, y el bien que hacemos del mismo modo nos volverá. Y parecemos gilipollas (con perdón otra vez de la expresión) por reafirmarnos en cosas que no nos convienen.... y cuanto más en calma estás, más turbadores aparecen al acecho.

Hay día, hay noche. En la noche hay sombras, que desaparecen cuando vuelve a salir el sol. Y todo entonces se sabrá. Pero estoy algo lunar, aunque mañana sea domingo (el día del sol -sun day-). En el sentido de intuiciones y cosas que no logro comprender, que hay cosas que se me siguen escapando aunque tenga una ligera idea, que suceden sin que aparentemente se pueda hacer nada al respecto, porque no se comprenden, o porque no llegan del todo a la conciencia. Dicen que solo lo que llega a la conciencia es justo, pero el maligno tratará de cegarnos a cada instante, al tiempo que la luz nos ilumina y nos da calma, y es un eterno vaivén que nunca cesa.

No me molesta la soledad, y estoy a gusto en ella. No es que me caiga mal la gente, pero siempre salen conflictos porque somos humanos, y tengo mucho espacio propio donde escribo, leo, medito, y oro menos de lo que debería, pero todo se andará.

La razón es cierto que es más cuerda que la intuición, pero ¿de dónde sacaría el material para ordenarse si no existiera lo incierto?

Tengo tantas dudas que si no fuera por todo lo que he sufrido me pasaría la eternidad reencarnando para poder vivir y experimentar todas las maravillas que Dios ha puesto en esta tierra para que disfrutemos de ese regalo llamado VIDA. Aprendiendo, rectificando, a veces he querido morir pero ahora me apetece seguir aquí, y aunque sigue habiendo piedras en el camino me apetece seguir disfrutando. Sin drogas por cierto, aunque me quede algún cigarro por fumar y alguna copa (supongo) que tomar. Pero aunque sigo cronopia más que fama (véase Cortázar), me estoy volviendo más apoliníaca que dionisíaca. Y me han regalado una botella de vino que imagino me beberé en algún momento, pero en el presente disfrutando de mi sobriedad.

Ojo! Que sigo siendo Obélix. Hoy me sentía ebria y me había pedido un agua fría (?) Mi cerebro es dionisíaco en su cuna, tengo una mente ebria incluso sobria, pero soy capaz de racionalizar mis emociones mejor de lo normal, y desimplicarme de ellas (que son fuertes) para analizarlas o hablar de ellas. En eso soy escritora, aunque hoy, sobria, me salga más la prosa que el verso, cuyo origen es el dolor del que Rilke hablaba tan bien (el del verso).... Dios es misericordioso y ha permitido que sufra dolores inexpresables, pero me dio esa herramienta para que no me acabara cortando las venas llevada por la pasión del momento o por la fuerza del mar insondable que es el subconsciente.

Otra cosa que me apetece en esta nueva sobriedad (no tan nueva pero bueno, hoy en concreto la disfruto, acompañada y en soledad) es volver a leer. He leído en FB algo sobre que es más importante escuchar que hablar, porque hablando repites lo que ya sabes, y escuchando aprendes cosas que no sabes. Y eso se puede hacer acompañado (hablando) o sola (leyendo).

Viva la luz del discernimiento, viva la calma de la sabiduría, viva la vida y viva el amor. Amén.

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