Me siento como un puto aborto. Perdonen mi vocabulario, salta a la vista que no encajo aquí. El mundo de la gente feliz es algo que me atrae, pero no soy como ellos. Ni siquiea me lo creo, pienso siempre que hay gato encerrado, que son pura fachada. Que ni ellos se creen la mitad de lo que predican. Algunos dicen que se refugian en su mundo, entiendo eso, yo también lo he hecho, hasta el punto de creermelo y aparecer en un mundo ideal donde el sufrimiento deja de existir y el amor llena los corazones. Supongo que no puedo pedir respeto si soy la primera que piensa que existo a la altura del betún, y que se siente como una mierda, como si no mereciese esa felicidad que, quien sabe, tal vez esté dentro de mis posibilidades, después de todo... y claro, elijo vivir sin la anestesia, sin la venda en los ojos, sintiendo el terrible sufrimiento que han absorvido los poros de mi piel. Siempre he pensado que puedo aprender de él, si no puedes con tu enemigo únete a él... pero acabo viendo cómo la gente sabia vive siendo capaz de disfrutar de la vida, mientras yo me siento culpable por el mero hecho de existir y no sé cómo remediarlo. No puedo evitar hablar de los temas que la gente suele evitar o se los guarda para sí, y me siento mal por extender mi negatividad allá donde voy, aunque, eso tb es verdad, sin perder, si es que puedo y ni que sea un esbozo triste, la sonrisa, y sin dejar de valorar emocionalmente las cosas. Las emociones, ellas son la llave que nos da a conocer este mundo de locos, y las detonantes tanto de la alegría y el constructivismo como de la tristeza y la destrucción. Decir que todo se reduce a falta de cariño me parece algo triste, y además incierto, porque puede que malsano, turbulento, aprisionado, castrado, oprimente y desgraciado, pero el amor no me ha faltado en la luna de mi cuna (si no me han amado más, es porque no han podido). Mi infancia: ojos que ven demasiado rápido, sin saber ni lo que ven, sin comprender esas cosas que más tarde habrán de salir a la luz, antes de ser capaz de poder con ellas, una niña adulta antes de tiempo, una adulta que como no fue niña no puede ni sabe confiar en la abundancia de la vida, ni siquiera después de que esa abundancia misma se manifieste rodeada de tinieblas. Siento la necesidad de comunicar en todo momento cómo me siento y eso es algo que a la gente le suele traer sin cuidado, ande yo caliente, ríase la gente... pero hay gente consciente que sabe como yo que si uno solo sufre hasta el último ser vivo de la tierra siente su dolor porque somos uno como las células del cuerpo forman parte del mismo recipiente material del alma.
Me aburre este mundo. No soy capaz de disfrutar en él, no puedo con la hipocresía y a veces pienso que se debe a que me han tratado de implantar una serie de normas para sobrevivir aquí pero olvidando lo esencial, y mi ser se rebela contra las normas porque si de todas formas no voy a ser feliz, prefiero regirme por las mías propias, y ser al menos lo más auténtica que pueda. Vamos un árbol que trata de dar fruto antes de clavar firmemente sus raíces en el suelo, porque fuerza es debilidad, y debilidad es fuerza: la fuerza de la capacidad de sentir debilita y esa debilidad es la fuerza de la libertad de crear una estructura nueva que reemplace la anterior.
Mi abuela es una mujer avanzada en su tiempo. Educó a sus dos hijas de manera que tuviesen unos estudios, y alcanzasen unaposición más o menos prominente en la socedad. Ambas se han encontrado con el mismo problema: un hombre que dejó de trabajar y se dio a los vicios, dejándoles todo el trabajo a ellas. Han pagado el precio de la libertad de la mujer, al menos del principio de ésta. Cuando el artista escocés dibujó al hombre vestido, radiante y sonriente y a la mujer desnuda y hundida en la miseria me encendí: las cosas no son así! le decía. Y él me decía que no conocía el caso de España, pero que para él Escocia era así. Me sigue pareciendo una aberración de cuadro, una desigualdad fea... pero en parte real. No hay más que verme a mí, me puedo reír mucho con un vídeo divertido pero la mayor parte del tiempo me lo paso sintiendo mi ser y tratando de ir más allá para superar ese sufrimiento que me tiene presa, expresando en el camino por tratar de comprender, para leerlo luego con calma, para ver también si escribiendo se me aclara un poco la mete y veo algo más claro.
No niego necesitar ayuda, pero no confío en la técnica anestesia emocional... soy muy sutil, no me rajaré las venas pero me dejaré caer hasta el fondo del abismo... no soy física y lo físico no puede curarme... al saberme falta de raíces puedo buscarlas fuera de mí, pero eso no me sirve (por eso me cuesta tanto recibir ayuda). Es un trabajo mío, pero me he desviado tanto que ya ni recuerdo quien soy. Y la poca gente por la que me he sentido descubierta, la poca gente que ha sabido ver a través de mí, ha utilizado su sabiduría para chuparme la sangre, que como debilidad es fuerza es bastante potente (sufrir hace soñar, y el sueño es el primer paso para un futuro donde el sufrimiento no exista... es una oración, de la religión que sea).
Y tú que sabes, se preguntan algunos. Dime lo que sabes y te recordaré cuánto ignoras, si es que no te has dado cuenta por ti mismo.
No me des tus lágrimas, son saladas... mejor unas dulces carcajadas, dicen otros. Ya me gustaría a mí tener amor para regalar a los 4 vientos, que buena falta le hace al mundo... alegría, alegría... quien la tenga haga el favor de contagiarla...
Dicen que hay que trabajar duro, y que el que algo quiere, algo le cuesta. Yo por naturaleza soy trabajadora, pero necesito sentirme bien y no puedo evitar sentirme cansada antes de empezar. Y estoy cansada de estar cansada. Y así podría pasarme la vida entera, paralizada por el miedo y sin llegar a comprender jamás la natraleza del dolor que alberga mi alma, y que es infinito. Expresando lo mal que me siento y atacada por fantasmas cuya naturaleza escapa a mi comprensión... ciega, mientras se me escapa la vida entre los dedos, como creo que le ocurre al 99,9% de la gente aunque espero equivocarme en esto, y que en verdad los que parecen estar vivos lo estén, al menos en una cierta proporción... que sí que todos lo estamos, desde el más feliz hasta el más infeliz, pero coño en verdad estamos solos así que ande yo caliente venga a calentarse la gente que pasa frío, que hay que ver los abrazos que saben dar algunas personas, y al final puede que lo que deba aprender yo es a recibirlos, porque me cuesta menos brindar lo poco que tengo que recibir lo mínimo que me dan.
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