22.2.10

La verdadera Revolución. Nacimiento

Hace poco que soy madre

y me han devuelto la cordura,

me han sacado de las calles

pintando de blanco la amargura.

Naufragué y estuve a la deriva,

Sin puerto ni dirección,

El amor fue la bandera

de mi salvación.

.Mucho traidor en la calle como en el gobierno,

En medio de los cuales me encuentro

El punto desde el que os hablo,

Allí donde nace este cuento.

Que si la bandera es la verdad

Caminando hacia la libertad

Me encuentro algunos secretos

Que os quiero comunicar.

Las Leyes Universales

Producen universos reales

Que no interesa legalizar

Cuando el mundo traiciona la verdad.

No hay mayor revolución

Que aquella que nace del amor

De un corazón que jamás

Nadie nos podrá arrebatar

Donde nace la ironía,

Donde queda el despertar,

Donde escribo yo estas letras

Para quien me quiera escuchar

Los lamentos y ladridos

Ya quedaron hoy atrás,

Y con ellos los gemidos

Que este parto pudo dar

Con amor os lo dedico

Con cariño por la mar

por ese vaivén de olas

Que surgieron en la tempestad.

Esas olas que sembraron

La discordia y fealdad,

Luchemos al menos por cosas

Por las que merezca un@ ganar.

Aquí acaba mi secreto

Que parece una oración,

Pido al viento que la escuches

Con amor y devoción,

teniendo siempre presentes

A aquellos que ya no están,

Conscientes siempre de aquello

que una lección pudo dar

A mi hija dedico estos versos

Desordenados pero sin maldad

Para que la brisa juegue con ella

Y alterne con su verdad

Más seria de lo que piensas

Pero sencilla en realidad,

Como aquellas pequeñas cosas

Que nos hicieron olvidar

A todos aquellos y aquellas

Luchando por algo más,

Por un mundo más humano

que a los hijos poder dar.

Para todos los que no creyeron

En el estigma de lo oficial,

Sabiendo ver y apoyando

Lo que había de verdad.

Y a este músico sin el cual

Esta pequeña balada

no habrías podido escuchar.

Pero sobretodo al dueño

del presente de mi andar,

no por tarde este homenaje

de corazón quise dar


Abre tu corazón y canta con nosotros

17.2.10

Pasando los días de frío

Pasa el tiempo y hoy por hoy mi psiquiatra me dice que soy clarividente. Cuando fui al hospital poseída, viviendo lo que dice Itziar que era como una película de terror, embarazada y todo (no tiene nombre la codicia de algunos) denuncié a Enrique Bunbury. Lo comprobaron, y no me llaman ya paranoide (y mira que suena a paranoya llegar a un hospital diciendo que un cantante de música te está atacando astralmente). Lo que quieren de mí, lo ignoro. Usarme como instrumento, utilizar mis potencialidades como les venga en gana. Dios no quiera que eso pase, pues aunque ahora mismo no estoy interesada en las artes ocultas no me da la gana de que las usen entes ajenos a mí con finalidades que jamás serían las mías propias. Si soy así, por algo será, aunque puede que no sea el momento de descubrirlo.

Por lo demás sigo tratamiento de arteterapia y reescribo la historia de mi vida, analizando mi ánimus, escribiendo sobre papel sobre mi relación con mi padre primero, y con otros hombres después. Con mi madre y las mujeres, con mi hija Luana aunque sea pronto para que sea interactuando con ella pero poniendo en la base lo que pueda hacerme falta.

Sin ir demasiado a la radio, aunque sí a las clases de la facultad que me he matriculado de tres, y de vez en cuando al gimnasio. Haciéndome reiki casi a diario y chi-kung de vez en cuando y así va pasando la vida, preocupada por la pasta que ya me quedo a 2 velas en breve y poco más, pendiente siempre de mi medio pomelo que hoy por hoy es un hombre que está a la altura de mis deseos ilusiones y esperanzas, quien sabe hasta cuando, o si será para siempre.