10.11.12

Otoño


El otoño y hay colores
cobrados y rojizos,
verdes y marrones,
seco tiempo es.
Transmutando los colores
Cantaremos en canciones
Que nos saquen del abismo
Por un rato, quédate.
Entre sombras que acecharon
Viento en popa a la deriva
Canta el verso, luego brilla
Su maleza buena es.

8.11.12

Pareja y sexo en salud mental


               Las relaciones personales son complicadas para todo el mundo. Los celos, las envidias, quien lo las siente las padece, el instinto de venganza cuando somos heridos, los frutos del ego que nos carcome en muchas ocasiones en las relaciones íntimas, como fruto del rencor, producto de la inseguridad propia o ajena.

                Las relaciones sexuales son dar y recibir placer, buscando acuerdos tanto a nivel relacional como de interacción física, generalmente entre dos personas del sexo opuesto, siendo esto negociable como todo lo demás. En salud mental se conoce que los medicamentos inhiben esa necesidad de sentir placer, no porque no se sienta, sino porque está anestesiada bajo los efectos especialmente del neuroléptico. Las neuronas del placer deben ir a la par que las de la irracionalidad del delirio, o supuesto, porque no siempre lo es y nos toman por locos. Y cuando esto ocurre, por primera o enésima vez, toca una etapa donde si eres mujer no tienes ni la menstruación, aunque eso no quita que con el tiempo el cuerpo se acostumbre y se pueda llegar incluso a tener hijos, al menos a cierta edad.

1.11.12

Indignación


Indignación. Las cosas no van por donde debieran. Las instituciones, incluidas las de ayuda, carecen de medios. Miles de teorías sobre lo que se debería hacer, y un movimiento que empieza, el 15M. Alrededor de ese movimiento teorías y personas, unas más comprometidas que otras, y las comprometidas, como siempre, no siempre haciendo lo que deberíamos estar haciendo, ya que la corrupción llega también de la mano de la tiranía vestida de solidaridad, y esa es la peor de todas.

Como enfermos mentales sufrimos indignaciones no solo de tipo económico. Como hemos venido haciendo todo este tiempo en nuestras reivindicaciones de todo tipo, como por ejemplo las relacionadas con la antipsiquiatría, tenemos mucho que decir en cuanto al modo de abordar nuestros problemas reales, porque ellos, los psiquiatras, los polis de la mente, también se hacen sus películas, sobre lo que sufrimos o por lo menos yo sufro.

Cuando se abren las puertas de nuestra percepción, es más necesaria que nunca la ayuda real y efectiva en cuanto a cómo sobrellevar esas percepciones, y esto es algo que los psiquiatras se pasan por el forro, porque al que manda no le apetece que accedamos a esas dimensiones donde se puede hacer tanto por el mundo en que vivimos, y no siempre llevamos intenciones negativas o no siempre nuestro sueño está tan sembrado de cosas oscuras. Es más bien la oscuridad la que nos acecha en cuanto asomamos infantilmente al mundo de los sueños que pueden hacerse realidad, y hay quien incluso saliendo perjudicado apuesta por un mundo donde la miseria es lo que hay, y las razones de ser miserable se ven alimentadas por estos cazadores de sueños que pueden ser legales o ilegales, porque la me dirás, ya que estamos con indignaciones, a qué coño se experimenta con las personas produciéndoles descargas en la cabeza, y encima haciendo circular la falsa información de que eso ya casi no se hace: se hace. Se hace y se ha avanzado mucho, pero aún hay un tanto por ciento de personas que salen mal paradas de estos experimentos de laboratorio, cosa que no parece importar a las familias que firman el papel para que se realice la susodicha descarga, como por ejemplo la mía, a la que tampoco importó demasiado conjurarse para seguirle diciendo al mundo que estoy loca y que por eso me quitan a mi hija, que está menos loca porque yo me molesté en trabajar la locura familiar.

Esto es algo que nos sucede a muchos enfermos mentales o supuestos, porque lo primero que aprendemos es que hay más locos fuera que dentro de los psiquiátricos, el hecho de que somos la expresión de lo que mucha gente reprime por lo tanto al que tenga un prejuicio conmigo por tener la etiqueta le diré que si estuviera sano, no tendría prejuicios contra mí, porque, como suelo recordar siempre con una frase que me impactó mucho en ese sentido, “necesitamos al asesino para no acabar asesinándonos a nosotros mismos”. Es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio, y muy injusto que el sistema no nos ayude a independizarnos con una pensión más digna, puesto que el primer sistema que nos ha etiquetado es aquel que se supone que cuida de nosotros: la familia, que si está malo, y sino mal también, sobretodo si se alían entre ellos para dejarte sin la ilusión de tu vida como en mi caso se materializa en una hija que por cierto no se me da tan mal cuidar.

Lágrimas de Terciopelo


Lágrimas de terciopelo
En sonrisas de latón,
Testigo mudo de un tiempo
Que un mal día enloqueció.
Mayoría les ganaba,
Mayoría rechazaba
En lo que debe ser humano
Cuerdo y siempre bien Sembrado.
Crueles mentes se colaban
En diluvios de perdón,
Rechazaban ser humanos
Con divina la razón.
Este cuento es un engaño
Pa quién no tiene corazón