23.3.10

Artículo

violencia familiar y el círculo de la violencia


La violencia está en las calles. Eso es un hecho inapelable, todo aquel que por un motivo u otro acaba pasando su tiempo en la calle entra en su círculo. Los policías van de matones porque los matones fueron a por ellos, aunque si fue antes el huevo o la gallina es ahora lo de menos, teniendo en cuenta lo que estamos afirmando. Porque si la violencia está en las calles, los callejeros nacieron en el seno de una familia como todo ser humano.


La calle es la socialización de las familias. Hay que decir que no todo es violencia, todos paseamos por las calles de las ciudades y no todo el mundo entra a formar parte del círculo de la violencia, pero cuando esto ocurre debemos plantearnos de dónde provienen estas personas y por qué fueron más vulnerables a la supervivencia callejera, o acabaron allí. Lo que quiero decir es que detrás de una persona que no entra en el círculo de la violencia vamos a encontrar una familia con una emocionalidad sana y constructiva, donde aprendieron a quererse y valorarse ellos mismos porque siempre lo fueron.


La violencia de género existe porque es la estructura social que tenemos montada como familiar, y con los niños viven un hombre y una mujer. Probablemente, dos hombres o dos mujeres también podrían caer en la espiral de lo que viene a ser “amar de manera enfermiza”, es decir sentirse vacío y machacarse por dentro en lugar de amarse a uno mismo, y por ende tratar a los demás de manera igual, o permitir que te traten así porque crees que te lo mereces (la otra cara de la misma moneda).


Toda violencia nace del odio, y el odio es una energía que existe por alguna razón como por ejemplo rebelarse contra “aquello que mi ser siente que no está bien”. Estas razones pueden ser reales o proyectadas (una vez se entra al círculo de la violencia). Pero en todo caso son expresiones de un vacío que la ruptura del ideal dejó.


Por lo tanto, la violencia de las calles es un reflejo de la violencia familiar, vivida y experimentada por personas de grandes vacíos emocionales cuyos impulsos deberían ser proyectados en lugares constructivos como es el arte, en lugar de dejarlos estar, y al margen de cualquier otro tipo de tratamiento (si lo hay). Los impulsos inconscientes son muy difíciles de combatir y solo dando salida a la agresividad se pueden evitar futuras explosiones.


El trabajo artístico que debería ser orientado a los temas de agresividad sería por lo tanto talleres gratuitos de kik Boxing en la calle, talleres de profundización en el propio subconsciente mediante el arte (es decir con reflexión guiada por un profesional que deberá demostrar su experiencia en dicha materia) y terapias de grupo, estos dos últimos para quien esté interesado o tenga necesidad, porque soñar es gratis pero si hay centros especiales para reinsertar gente problemática en la sociedad deberían incluir la arteterapia por su poder de trabajar el subconsciente que es donde yace la raíz de los problemas psíquicos, y la violencia lo es.


Como medida preventiva de la violencia propongo a quien competa poner sacos y guantes en locales subvencionados, dejando en ellos unos folletos que expliquen las actividades de grupo y terapias personales (básicamente artísticas, pero sin olvidar el análisis) para quien tenga interés en mejorarse a sí mismo y por lo tanto mejorar la sociedad en la que vive dejando una semilla mejor de la que encontró, dado que el círculo de la violencia se puede romper si se encuentra el apoyo necesario. Y si no se tiene ese interés, al menos habremos gastado gasolina agresiva y los seres queridos de cualquier persona que haya jugado a dar puñetazos y patadas a un saco de garbanzos sufrirán menos las consecuencias de una olla a presión.

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