Es cierto. He pintado cosas oscuras. He vivido siempre rodeada de diablos, y pese a todo, creo ser una pekeña luz q sobrevive a todo ello.
Quizás sea verdad. No me desharé de mi obra, pero he pintado demonios, exorcismos rituales de mi sombra, de sombras propias y ajenas, que vivo en mis calvarios de superviviente esclava de los saberes ajenos, que son los del no saber.
El verdadero saber sabe de la libertad, no hay placer mayor. El diablo siempre engaña, acaso es cierto que se aparece cuando más cerca estás de encontrar la luz. La luz que ilumina, la luz que es verdad, la luz perdurable, la que no se va.
Todo pasa y todo queda, en este nuestro andar. Todo se sabe y pagaremos tarde o temprano por todo lo que pensamos, hacemos, y decimos a los demás.
Los demonios no me dejan descansar. Diacepan al canto y a dormir cual lirona, al menos hay seres que me protegen pero otros me comen la cabeza con sus mentiras. Y quien de mentiras vive, descubierto será antes o después, que todo se sabe. Me parece una pérdida de tiempo impresionante, todo sea dicho.
Se creen que la mentira es lo que quedará, pero no es cierto. Engañan a los débiles para que les sigan el juego, y desviar a la humanidad de su verdadero propósito, que es liberarse de la esclavitud, acaso del deseo.
Los placeres son para disfrutarlos, pero en su justa medida. El diablo es la fuerza de la que todo se nutre en este plano, pero debemos aprender a canalizarlo constructivamente. Es una prueba. Y cada cual la lleva en solitario, aunque seamos seres interdependientes que interactuamos los unos con los otros.
Magnetismo, deseo, fuerza motora. De un polvo venimos y a un polvo vamos, en la próxima reencarnación. La muerte es la liberación de todo deseo, aunque los más densos tardan más en dejar atrás este plano y alcanzar realidades más elevadas. Donde todo se sabe, pero no todos pueden saber.
Saber, que nada sé. Pero apostar por lo que creo, sin en sus juegos caer. Se creen que pueden robar el pensamiento, los escritos, la legitimidad. Pero todo se sabe. Recuerden. No se puede brillar con luz ajena, porque es anti-propia. Y solo lo propio es lo que nos quedaremos.
Que haya trampas y rameros, injustos y rastreros, no quita que todo termine donde debe acabar. Cada cual con lo que ha hecho, sin que exista tanto el robo como las deudas. Y yo prefiero que sean otros los que jodan a los que me jodieron, que hasta ganarán puntos. Yo quiero estar bien lejos. Que paguen al universo y el universo me pague a mí. Cada cual recibe de vuelta todo lo que hace piensa o dice, y no hay trampa ni cartón. La magia puede conseguir engañar, atrasar, o modificar por un tiempo. Pero todo tiene su precio.
Y en el amor de nuevo en soledad. Paso de paranoicos y el hombre al que amo quién sabe dónde está. No tenía al nuevo por necio, pero me cae fatal por acusarme de lo que me pasa. Paso de él. Mi amor verdadero, tal vez imposible, acaso improbable, sabe mucho más. El de ahora la verdad es que me sabía aliviar cuando estaba mal, pero me echa las culpas de lo que me pasa y eso no es justo. Mi amor en la lejanía busca mi responsabilidad, que no mi culpa, en mis búsquedas espirituales de la verdad universal, donde caí en la oscuridad apenas sin saberlo, y acaso atrayendo cual himán a lo contrario a lo que soy, por rechazarlo. O por haber vivido allí.
No sé de quién me puedo fiar, tengo ganas de aires nuevos. Algunas personas son majas, y me creen. Mucho hay que saber de ocultismo para no tenerme por loca, y me recuerdo a mí misma que juego astralmente en la liga de los cuerdos, que locos son los que me acosan, necios y rastreros personajes cuya envídia se les come y se les comerá, puesto reman en dirección opùesta a cultivar el objeto de su codicia en ellos mismos. Luego que no lloren.
Pongo la cámara a grabar cada vez que salgo de casa, y parece que me dejan en paz. Espero dure la vaina. El gilipollas del que pensé que podía ser mi presente en amor se cree que tengo un transtorno de la personalidad y que no me acuerdo de las cosas que hago. Que la sangre de mis paredes la he puesto yo, claro sí, y me meo en la nevera... en fin. Debe ser que no tengo nada mejor que hacer. Ni siquiera pierdo en control yendo borracha, que se lo pregunten al que no logró liarse conmigo ni emborrachándome y a base de colegueo. Si no quiero algo, no lo propicio. Que me persigan es otra cosa. No sé cómo puede haber gente con tan poca vida propia, tan obsesionados con hacer que otros se coman su mierda. No hacen otra cosa que multiplicársela en ellos mismos, y yo tarde o temprano tendré compensación. De ellos, del universo, de los caritativ@s, qué sé yo. De l@s que saben de verdad. De Dios.
A veces pienso en la muerte como una liberación. Pero eso sería darles la partida, y caer en sus redes. No lo pienso muy en serio, tan solo barajo la posibilidad. Por si se les acaba el chollo a los que viven de mi esencia. Pero en verdad, adoro la vida. Tan solo tuve sentimiento de morir de veras al perderlo todo, cuando perdí a mi hija. Entendí al suicida. Sintiéndote así, lo haces y ya no lo cuentas. Lo demás son elucubraciones. Y me perdí las enseñanzas espíritas al respecto, siempre supe que no es manera de morir, que solo Dios es quien da y quita la vida. Pero no soy quién para juzgar a nadie. No sé por qué mi vida es más invisible que visible, acaso no encuentre en el materialismo nada a lo que aferrarme, nada que me dé consuelo, nada por lo que valga la pena estar aquí. Y sin embargo a veces me apetecería no ser tan perceptiva, no solo por los que me acosan, que aliados tb tengo, sino porque hay gente que es mega material y les va de puta madre, ya seremos espirituales cuando nos muramos.... pero yo tengo una misión. Todos la tenemos, sigo pensando que aposté demasiado alto, quise ser de ayuda a este planeta que se me antoja a veces tan gilipollas, lleno de necios, lleno de personas débiles que se dejan engañar por las patrañas del diablo. Llena de necios, llena de subnormales que ni viven ni dejan vivir.
Aparte de lo espiritual, me interesa la salud. Lo sano, lo opuesto a la enfermedad de quienes se amargan y tratan de amargar. El que sigue su propio camino no encuentra defectos en el mundo, ver los defectos en los demás es reforzar los defectos propios. Y no me libro, cuando me siento mal con alguien. Pero tienen que merecérselo. Y el rencor también es como un quiste, así como la excesiva preocupación.
Sigo aquí. Con mis movidas en el cuerpo, en el astral, en el mundo de la calumnia, y en el de la verdad. No me dejan ver las cosas, pero conocer es recordar y creo ser espíritu viejo. Se creen con derecho a aleccionar, tanto justos como pecadores, pero a mí me cuesta dejarme llevar porque en el fondo soy responsable y yo solita me digo mis cosas. No digo que no me guste la gente que me quiere bien y trata de corregirme o me da consejos, pero detesto las imposiciones. Demasiadas veces me trataron de doblegar. Y yo soy muy libre, a veces tiendo a depender por cosas que he vivido, pero por la misma razón tiendo a todo lo contrario. Pienso por mí misma, hasta sin derechos estuve y sin embargo seguí siendo yo y pensando como pienso, traté de buscar caminos que no resultaron y volví a estar a la deriva, asistida por Dios y mis ángeles, a los que adoro. Todos deberíamos mirar un poco más al cielo y menos al propio ombligo. Las estrellas nos recuerdan que existen direcciones, salidas, del dolor se extrae la esperanza que nos guía hacia un futuro mejor, y nos llena de consuelo cuando todo parece perdido, puesto siempre vuelve a salir el sol, y de paso cuando estamos mal nos preparamos para llevar mejor la siguiente noche, que todo es cíclico y nada es permanente excepto el cambio.
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