28.10.19

La Música

La música toca los resortes del alma, cual cuerdas que son notas que hacen vibrar los estados del SER. No soporto sentir que no vibro y estar anestesiada al fluir de mis emociones.
Porque sintiendo conozco la vida, y a conocer lo que somos hemos venido a este mundo.
Todo es, pero cada uno es quien es, su parte infinitésima de aquello que es, del TODO.
Nos relacionamos con otras personas, y de lo que se trata es de conocernos a través de las emociones, porque intuitivo es el conocimiento de lo que va más allá de la razón.
Sin la razón para poner orden, sin embargo, no podríamos ordenar el kaos que nos envuelve, en la oscuridad pasional de nuestras emociones irracionales, que nos conducen a las cosas que son tan ciertas como irreales, puesto que, como dijo Calderón, la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

Tengo una teoría sobre los cuatro elementos donde la tierra, evidentemente, es el elemento más denso, y por lo tanto el más pasional (la materia). Donde también se esconde la madre, madre tierra, simiente donde germina la semilla del existir.

Después viene el agua, que es el fluir de las emociones que conecta el cielo y la tierra mediante intuiciones y sensaciones, que nos ayudan a percibir aquello que ES.

Después viene el aire, aunque lo primero fuese el verbo. Porque no sé si fue antes el huevo o la gallina, pero el aire penetra la tierra, acaso primero fuese el destello de luz que produjo el despertar cósmico de todo lo que ES..... el pensamiento que pone orden en el kaos de tanta emoción que imana de la percepción inconsciente, que es muchísimo más amplio que el consciente que llegamos a percibir, aunque intuyo que vamos despertando conforme evoluciona la conciencia, de la vida en la tierra.

El fuego es el espíritu de la divinidad, la chispa cósmica, la acción. La puesta en marcha de todo el engranaje cósmico universal. El Big Bang del que nace todo lo que existe, donde existe el movimiento del juego de la vida.

Los colores, las formas, la vida ...... toda la creación depende de estos cuatro elementos, sin olvidar el éter, que es la sutilidad que todo lo impregna y la divinidad que venimos a esta tierra a conocer.

Pero la razón, pese a estar más cercana a la chispa de vida, al espíritu..... conecta menos con la tierra, y por lo tanto es menos cierta que el agua o la emoción. Porque se trata de conocer la vida en la muerte, la muerte en la vida, y cada opuesto en su espectro de colores entre ambos polos. Primarios, secundarios y terciarios.

Por eso la intuición es tan importante en la vida en la tierra, nos conecta emocionalmente al mar de nuestro inconsciente, donde habita tanto la información consciente como la inconsciente, nuestros registros akáshicos propios tanto como el inconsciente colectivo.

Todo vuelve a su origen divino y cada un@ es su PROPIA (q no ajena) parte de aquello que ES, nuestra parte del TODO. Como dice el viento aunque no recuerde al autor del verso: "Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir).

"El corazón tiene razones que la razón ignora"
"Solo el amor es real"

Y "nada es permanente excepto el cambio", de Heráclito, pero aunque "refranes antiguos mentiras viejas", "cuando el río suena, agua lleva".

Y la verdad siempre prevalece, ha prevalecido y prevalecerá.
El conocimiento nos hace libres y libres seremos algún día en que consigamos, simplemente, SER (es decir, fluir con la vida)

El amor es eterno mientras dura......

Pero si regamos esa planta, tal vez perdure y dé sus frutos para toda la eternidad.

Lo que no nos une, lo que se aparta del SER, no perdura..... pero perdurar es nuestro remedio contra toda enfermedad. Contra el "horror vacui", contra el miedo a la muerte. Nos une, aparte del EROS (impulso hacia la vida), el sentimiento de comunión con los seres amados en esta existencia donde nos enfrentamos al miedo a no dejar huella, a morir, o TÁNATOS...... sin que por ello deje la oscuridad de ejercer un poder de atracción que usan todos los publicistas en sus anuncios, por ejemplo, de bebidas alcohólicas...... y el vértigo sea un miedo a acabar con la propia vida, tirarse al vacío. Acaso para contrarrestar con ese vacío la luz que hemos venido a SER.



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